Tamborrada

Cada 20 de enero, las calles de San Sebastián se llenan de la música y el ruido de los tambores. No se sabe a ciencia cierta cual es el origen de esta tradición, aunque la imaginación de los ciudadanos siempre ha contado historias sobre el honor y la valentía de este pueblo abierto al mar Cantábrico. 


Como un amigo dice siempre, "aquí las fiestas de Navidad se terminan el 21 de enero". La fiesta comienza el 19 a las doce de la noche, en la Plaza de la Constitución, con la izada de la bandera y el entone de la marcha de Raimundo Sarriegui, que a continuación os copio:

Bagera!
gu (e)re bai
gu beti pozez, beti alai!

Sebastian bat bada zeruan
Donosti(a) bat bakarra munduan
hura da santua ta hau da herria
horra zer den gure Donostia!

Irutxuloko, Gaztelupeko
Joxemari zahar eta gazte
Joxemari zahar eta gazte
kalerik kale danborra joaz
umore ona zabaltzen hor dihoaz
Joxemari!

Gaurtandik gerora penak zokora
Festara! Dantzara!
Donostiarrei oihu egitera gatoz
pozaldiz!
Inauteriak datoz!


Durante la mañana siguiente los niños participan con sus colegios en la marcha por las calles más céntricas de la ciudad. Aprovecho para concretar que cada Compañía y cada Colegio tiene su propio uniforme y estandartes. Los grupos tienen un Tambor Mayor, que dirigue el ritmo y el camino de la compañía, un grupo de tamborreros (que van vestidos de soldados franceses), y un grupo de barriles (que van vestidos de cocineros), que se combinan al tocar para las diferentes canciones. La presencia de cantineras, hacheras, banderas, aguadores, etcétera depende un poco de cada compañía. Ah, y por supuesto, está la elección de la Bella Easo... ¡No falta nadie!




Este es uno de esos momentos en los que las tradiciones llaman a la puerta de tu corazón y te ponen la carne de gallina por la emoción. La alegría que se vive en la calle, la ilusión de los pequeños que quieren participar en la fiesta, el motivo de encuentro, los coloridos de los trajes... Veinticuatro horas sin dejar de sonar los tambores que un día fueron de guerra y hoy son de alegría. ¡Viva San Sebastián!

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